Después del discurso del “Estado de la Unión” del presidente Donald Trump en el Congreso estadounidense me quedaron algunas sensaciones en lo que respecta a Colombia. La primera es que no renunciará a que haya un cambio en Venezuela en el corto plazo y que eso nos involucra a los colombianos, y que mantendrá la presión sobre los países que tienen asuntos de pendiente cumplimiento, como es el caso de Colombia con relación a la expansión de los cultivos ilícitos, la propiedad intelectual, la reforma pensional o la chatarrización.
El hecho de que estamos trabajando de forma coordinada con EE.UU. en la entrega de ayuda humanitaria y para el regreso de la democracia y de las libertades en Venezuela tiene un peso de mucha importancia para estrechar las relaciones y fortalecer los vínculos históricos como aliados políticos y socios comerciales.
Pero lejos de relajarnos en la solución de los pendientes, lo que tenemos que hacer es remover rápidamente esos obstáculos y pasar a otro capítulo de la historia, donde predomine el aprovechamiento de las oportunidades que ofrece el Tratado de Libre Comercio (TLC), la cooperación, la transferencia de tecnología y las buenas prácticas.
Cuando uno escucha a Trump, el énfasis de sus mensajes, la convicción sobre los resultados en la mitad de mandato, resultafácil concluir que para los próximos años tendremos más de lo mismo y que muy posiblemente esos dos se conviertan en seis, ya que es notorio que han calado profundamente sus mensajes contra la migración ilegal, a favor de la libre empresa y la menor carga impositiva, así como crear empleo y mejorar los salarios de sus compatriotas.
En su intervención, Trump hizo énfasis en que ahora, gracias a la forma de actuar de su gobierno, China ha tenido que ceder y prometer “un cambio real y estructural para poner fin a las prácticas comerciales desleales, reducir nuestro déficit comercial crónico y proteger los empleos estadounidenses”.
En el marco de estas tensiones, que no es claro si van a ser resueltas en poco tiempo, y otros cambios políticos en Latinoamérica que han movido el panorama, el 2019 comenzó como un año de incertidumbres. En ese contexto el mayor socio de Colombia, está de nuestro lado, con una coyuntura favorable, que incluye un dólar conveniente, lo cual abre muchas oportunidades y, al mismo tiempo, retos. No podemos quedarnos a la expectativa a ver qué pasa, tenemos que actuar.
Algunas de esas oportunidades abiertas en el medio de la disputa las hemos ido aprovechando, como es el caso del sector de las “Materias plásticas” que mostraron un aumento de 41,5% entre 2017 y 2018 de US$138,1 millones a US$195,5 millones y el de los “Metales y sus manufacturas” con un crecimiento de 26,2% (de US$213 millones a US$268,7 millones), que se mostraron como proveedores alternativos de ciertos ítems que tienen ahora arancel en EE.UU. cuando provienen de China.
En general, las exportaciones colombianas a EE.UU. en 2018 alcanzaron los $10.616 millones, mostrando un aumento de 0,6% frente a 2017 cuando llegaron a US$10.553 millones. Así el mercado estadounidense siguió siendo el principal destino, comprando el 25.4% de las ventas externas de Colombia, que alcanzaron los US$41.831 millones. Las cifras en materia de inversión y turismo hacia Colombia también son lideradas por el país norteamericano.
Como lo recordaron el embajador de EE.UU. en Colombia, Kevin Whitaker; Myron Brilliant, vicepresidente de la Cámara de Comercio de EE.UU. y Dan Restrepo, analista de CNN, durante un foro realizado por AmCham Colombia, Estados Unidos y Colombia siempre han sido grandes aliados, los empresarios estadounidenses muestran un gran interés en el país y tenemos un gran tratado de libre comercio, factores que si se aprovechan, no harán sino mejorar la relación, lo cuál sería fructífero para ambos lados. No obstante, para lograrlo a cabalidad aún tenemos retos por enfrentar.
Estamos frente al desafío de dejar de ser apenas exportadores de excedentes, ser más productivos y entender el real potencial de ese mercado. Hay que diversificar la oferta, seguir potenciado el agro y trabajar en la productividad de las empresas de puertas para dentro. Es el momento de buscar proactivamente las oportunidades y prepararnos con tiempo ante los retos
Hay que consignar la atracción de inversión y el comercio exterior como políticas de Estado y fomentar un trabajo aunado entre el sector privado y público. AmCham Colombia está jugando un papel importante abriendo espacios para que el empresariado y los actores de Gobierno se pongan de acuerdo y se involucren desde su rol, porque todos empujamos el mismo carro para crecer, ganar y generar empleo.
De esa forma le estaremos sacando jugo a la agenda estable con el socio más grande de nuestro país y al TLC que hace parte de ella, lo que se traducirá en crecimiento económico,competitividad internacional y desarrollo para todo el país.
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