La Ley de Financiamiento permitió que los modelos de subcontratación para los proyectos de Obras por Impuestos correspondan a la naturaleza jurídica del contribuyente. Esto abre la puerta que se usen formatos de contratación privada y se flexibilice el mecanismo.
También estableció la posibilidad de que puedan ser considerados proyectos que no necesariamente estén localizados estrictamente en las Zonas más afectadas por el conflicto armado (Zomac), siempre y cuando resulten estratégicos para la reactivación económica y social de esas regiones vulnerables.
La Ley de Financiamiento extendió los sectores sobre los cuales se pueden desarrollar proyectos de Obras por Impuestos: bienes públicos rurales; adaptación al cambio climático y gestión de riesgo; pagos por servicios ambientales; tecnologías de la información y comunicaciones; infraestructura productiva; infraestructura cultural e infraestructura deportiva.
Inicialmente se establecieron exenciones tributarias a proyectos de inversión en los sectores de agroindustria, comercio, servicios de transporte, construcción, actividades inmobiliarias, turismo, educación, salud, talleres, concesionarios, telecomunicaciones.
Esa flexibilización ha sido muy bien recibida por los empresarios, o al menos eso percibimos durante la gira informativa que hicieron por Cali, Medellín, Barranquilla y Bogotá el Programa de Gobernabilidad Regional de USAID en conjunto con AmCham Colombia, la Dirección de Impuestos Nacionales (Dian) y la Agencia de Renovación del Territorio (ART).
Es importante destacar y agradecer la extraordinaria iniciativa del programa de USAID, y de toda la Embajada de Estados Unidos en Colombia, por su apoyo a encontrar soluciones de fondo a los grandes problemas colombianos, más allá de las relaciones comerciales y diplomáticas. Los asuntos sociales son en esencia un factor determinante para superar problemas de marginalidad, ilegalidad e inseguridad.
Aprovechar las herramientas que nos da el Gobierno es prioritario, no solo para contribuir al desarrollo de las regiones, sino para incorporar a la población al sistema productivo, generar más confianza y más inversión, lo cual al final redundará en más oportunidades para los colombianos. No miremos la paz como un tema aislado, tiene una gran relación con el éxito económico de nuestro país.
Los retos
Después de este ciclo de visitas por Colombia para dar a conocer el programa de Obras por impuestas podemos afirmar que existe en el sector privado una convicción general de sus bondades y del interés del sector público por facilitar los procesos, aunque también se ha detectado cierta dificultad para estructurar y desarrollar obras debido a factores como el desconocimiento general del mecanismo en los propios municipios Zomac.
También a que la mayoría de los proyectos son estructurados por las alcaldías locales, lo que hace que las propuestas carezcan de la tecnicidad necesaria para ser aprobados. Falta de personal capacitado en toda la cadena, desde la estructuración hasta las debidas aprobaciones.
Todavía hay una gran desconfianza del sector privado, aunque medidas como las que incorporó la Ley de Financiamiento y los decretos que reglamentarán los procedimientos contribuyen a generar confianza.
Es muy importante que se mantenga en entusiasmo por el programa, que haya una permanente estrategia de difusión, una plataforma eficiente para explicar los beneficios y facilitar la gestión en los procesos, que se fortalezca la capacidad de los municipios para identificar y proyectar sus necesidades, que ellos mismos sean capaces de hacer gestión y estar actualizados.
Paz y prosperidad
El programa de Obras por impuestos es sin duda una herramienta eficaz que contribuye a la consolidación de la paz en Colombia, previene contra la ilegalidad y es fuente de desarrollo de las regiones más vulnerables del país.
Tenemos que generar conocimiento, confianza y dinámicas que le permitan al programa despegar con todo su potencial, que sea visto como una oportunidad y como un beneficio. Estoy segura que esta herramienta se irá perfeccionando y en algunos años tendremos una dinámica creciente y sostenida.
Los impuestos están satanizados por la sospecha de que se pierden en los laberintos del poder sin cumplir su cometido. Muchas veces se lee y se escucha que lo ideal sería que cada quien tuviera la capacidad de escoger cómo y dónde poner su tributo. Hoy los empresarios están frente a esa oportunidad y, además, ante la coyuntura histórica de contribuir a la paz duradera de Colombia.
Las empresas pueden ayudar a cerrar la brecha socioeconómica, pueden ayudar a combatir la pobreza y la marginalidad en sitios de su interés o influencia, en los lugares más necesitados, donde el conflicto armado se ensañó con la población y detuvo el crecimiento, donde es más indispensable invertir para evitar que sus habitantes queden vulnerables a otros factores de ilegalidad y violencia.
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