Un agro con potencial, clave para la diversificación

 

Uno de los principales objetivos en la relación comercial con Estados Unidos, principalmente, desde que suscribimos el TLC en 2012 ha sido diversificar la oferta exportable hacia ese país para que nuestras ventas externas no dependan únicamente de los productos minero-energéticos. En la búsqueda de ese objetivo el agro ha sido el sector que se ha mostrado como uno de los sectores con mayor potencial para tomar un protagonismo.

Entre las ventajas que tiene Colombia para ofrecer productos agrícolas hacia Estados Unidos está la posibilidad de tener cosecha todo el año y una ubicación geográfica privilegiada para despachar en tiempos competitivos, sin estar supeditados a determinantes climáticos que limiten los ciclos de cosecha.

 

Tenemos todos los pisos térmicos y diversos tipos de suelo para cultivar, con una frontera agrícola de cerca de 20 millones de hectáreas, según el Ministerio de Agricultura. Por eso, tenemos que sacar mayor provecho a nuestras posibilidades, importar buenas prácticas, recibir cooperación y asesoría técnica, transferencia de tecnología, pero, sobre todo, construir una visión de futuro, un objetivo, para evitar la dispersión.

En 2018, el sector agroindustrial se consolidó como en principal exportador, dentro de los productos no mineros hacia Estados Unidos, al representar, en los 11 primeros meses del año, el 60% de las ventas hacia ese país, y alcanzar cifras de US$2.617 millones en ese período. Del top 10 de productos no mineros vendidos a Estados Unidos, 9 pertenecieron al agro y 6 de ellos fueron distintos tipos de flores, uno de los ítems colombianos más apetecidos en el mundo y del cual se exportaron este año 600 millones de tallos, solo para San Valentín y especialmente hacia EE.UU.

Además de los productos agrícolas tradicionales exportados por Colombia (café, flores y banano), el TLC ha impulsado, lenta, pero progresivamente, exportaciones de productos alternativos, consolidándolo como el país que más le compra al sector.

Hasta este momento hay 97 productos con admisibilidad en Estados Unidos y hay siete más que se han venido trabajando desde el gobierno anterior y que se ha continuado en este gobierno para hacerles el camino expedito hacia EE.UU. Seguir enfocados en esa diplomacia fitosanitaria para llegar a más mercados será fundamental.

Otro ítem corresponde a los filetes de tilapia, que el año pasado se metieron en el top 10 de productos no minero energéticos que Colombia le vende a EE.UU., pues pasaron de exportar US$36,5 millones entre enero y noviembre de 2017 a US$44,8 millones en el mismo período de 2018 con un crecimiento del 22.6%, de acuerdo con las estadísticas del Dane. El 2012 fue el primer año que exportamos filetes de Tilapia a EE.UU. y alcanzamos los US$20 millones. Este año se duplicó le valor (solo con las cifras hasta noviembre).

Sin embargo, además de la diplomacia comercial y fitosanitaria, es necesario trabajar en la productividad de las empresas y de los agricultores, pues muchos de esos 97 productos no los exportamos y estamos perdiendo oportunidades allí.

Hay que replicar el trabajo conjunto entre MinAgricultura, MinComercio, ICA y los productores de aguacate hass que logró la aprobación del APHIS en agosto de 2017, y que consiguió llevar las ventas a ese país de 50 mil dólares entre enero y noviembre de 2017 a US$617,878 (+1.114,7%) en el mismo período de 2018. Eso sin mencionar que este domingo serán la materia prima del “dip” de guacamole que degustarán los espectadores del Super Bowl LIII. Los productores colombianos accedieron y van ganando terreno en el mercado que más consume esta fruta en el mundo con 3 kilos anuales per cápita.

Estas cifras reafirman la importancia del agro en el comercio con Estados Unidos y la necesidad de trabajar por la productividad del campo, para aprovechar las ventajas del tratado de libre comercio, diversificar y convertir el sector en una herramienta efectiva de desarrollo del país en tiempos de posconflicto.

Colombia tiene con que diversificar pero para eso se necesita la continuidad del trabajo comenzado a través de la política de desarrollo productivo donde se trabaja de la puerta de empresa para adentro para lograr su productividad, o lo que hoy se ha llamado las fabricas de productividad, y sobre todo la voluntad y compromiso de los empresarios para hacer el cambio interno que se requiere para lograr llegar al principal mercado para los Colombianos que es EEUU.

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