Bogotá para turistas

Bogotá mantiene unas cifras estables en turismo que la sitúan con ventaja en el primer lugar en el país en el número de visitantes, aunque todos sabemos que las estadísticas obedecen a que el Aeropuerto de El Dorado es el gran hub nacional y por aquí pasan obligados la mayoría de los visitantes extranjeros y también los colombianos. Y una prueba de ello es que un domingo o un puente o en los recesos de Semana Santa y fin de año la ciudad queda con una sensación de abandono.

Es indiscutible que debería tener mejores resultados, pues desde 2008 se trazó la Política Distrital de Turismo para la capital y sus zonas de influencia, con la normativa necesaria y una estrategia bien estructurada.

Y como nunca es tarde y estamos en los albores de una nueva administración, surge una nueva oportunidad para darle impulso a esa política, integrarla al Plan de Ordenamiento Territorial y construir un mundo para el turista, un orden para el tránsito de vehículos y una movilidad ciudadana que también salvaguarde la tranquilidad de los residentes.

Se ha avanzado, sin duda, y en la ley, con todos sus decretos, está bien estipulada la sostenibilidad, pero eso es algo que no se advierte en el caos capitalino, por lo que se requieren acciones rápidas y concretas y que el plan maestro lo contemple y establezca mecanismos para su cumplimiento.

Pese a los esfuerzos de hacer la ciudad más amable al peatón y habilitar kilómetros y kilómetros de ciclorrutas, Bogotá no logra ponerse al día en movilidad, mientras crece la densa capa tóxica de gas carbónico que estamos obligados a respirar.

Los habitantes de Bogotá tenemos enormes esperanzas en la nueva administración, que llega con un sello verde y muchas promesas de transparencia y equidad. Aguardamos con ilusión ver los trenes urbanos, el metro funcionando, más y mejores vías, y un plan de transformación que invite a los ciudadanos a utilizar el transporte público y guardar los carros, que ya no caben.

Los empresarios comentan que hace falta una mayor coordinación institucional y más claridad con relación al uso del suelo, a la delimitación de áreas para las actividades nocturnas y los restaurantes, para el control de puestos callejeros, de tránsito de mendigos, de vendedores ambulantes y expendedores de drogas, sumado a una oferta más diversa y segura.

También se carece de puestos de información y hace falta un refuerzo de policías de turismo, entrenados para tratar con los turistas y que han desarrollado una sensibilidad especial para su protección y auxilio. No es un policía que reprima, sino que acompañe y haga los sitios seguros.

El Plan Maestro ya tiene priorizadas las fortalezas de la capital: turismo de negocios incluyendo los segmentos de reuniones, ferias, congresos, convenciones e incentivos; turismo religioso y de compras (centros comerciales, artesanías y joyería), gastronomía, golf y entretenimiento nocturno; turismo cultural, de salud, ecoturismo y turismo rural en los alrededores de la ciudad.

La nueva administración tiene la oportunidad de lograr más desarrollo y equidad para Bogotá si prioriza al turismo dentro de los sectores jalonadores y logra que más pasajeros en tránsito visiten la ciudad antes de seguir a otro destino. Esperamos que el nuevo POT integre al turismo y dimensiones su importancia económica, así como su capacidad para generar empleo y de darle mayor alcance al plan de gobierno.