Por estos días escuché una referencia a la novela “Historia de dos ciudades” (1859) de Charles Dickens cuando dice que estamos en el mejor y el peor de los tiempos, en la edad de la sabiduría y la locura, en época de creencias e incredulidad, en la era de la luz y las tinieblas…
La tentación de citar a Dickens es especialmente poderosa este año, en un momento histórico de profunda intensidad en el que la tecnología moldea el desarrollo económico y los hábitos humanos, inmersos en una aldea global en la que el mundo se contrae con el progreso de las comunicaciones y la globalización.
Los comienzos de la segunda década del siglo 21 se han enmarcado bajo la sombra de una pandemia que nos alertó sobre lo vulnerable que es la humanidad y nos recordó que el desarrollo a cualquier costo puede acabar con nuestra propia existencia, que es momento de replantear algunos modelos, fortalecer la institucionalidad y evitar que la incertidumbre termine siendo el caldo de cultivo para falsos profetas, sobre todo en tiempos electorales.
Avanzamos a una velocidad de vértigo, con cambios permanentes, dentro de un espectro de claroscuros, ambivalente, en el cual tenemos que aprender a movernos, encontrar el rumbo y la estabilidad. En ese claro y oscuro las empresas afrontan un año de crecimiento económico fuerte, pero lento, con un progreso tecnológico desafiante y una combinación agridulce de desafíos y oportunidades.
Covid-19: Se avizora un punto de inflexión en la pandemia. El coronavirus seguirá con nosotros, pero la creciente inmunidad y la medicina permitirán la normalización productiva y de los viajes internacionales.
Crecimiento: El 2022 representará la transición entre la crisis y la recuperación, con un repunta fuerte, progresivo y menor al del 2021.
Inflación: Se espera tensión y moderación. La política monetaria de EE. UU. ya se está endureciendo y los mercados esperan que la Fed realice múltiples aumentos de las tasas de interés durante el año.
Comercio: La expansión del comercio internacional es causa y efecto de la recuperación. El comercio aumenta incluso en comparación con los niveles previos a la pandemia. Los acuerdos comerciales proliferan, pero no con EE. UU.
Cadenas de suministro: La pandemia y la lenta recuperación generan desafíos en la cadena de suministro, en particular por el aumento de la demanda de los consumidores, impulsada por la respuesta fiscal estadounidense a la pandemia.
China: Algunas cadenas de suministro se fueron de China debido a los aranceles estadounidenses y al aumento de los costos laborales, pero la mayoría no, incluso muchas empresas fortalecen sus lazos comerciales y de inversión con China.
Digitalización: Se prevé que en 2022 el tráfico global de internet sea 50% superior a 2020. La digitalización será clave para la competitividad, desde finanzas y atención médica hasta logística e inteligencia artificial.
Inversión directa: Los flujos de inversión se recuperaron a nivel mundial en 2021. Los países están perfeccionando sus ventajas competitivas.
Transición energética: Los costos de la energía limpia se reducen y las nuevas inversiones en áreas como el almacenamiento de energía, la nuclear avanzada y las tecnologías de hidrógeno prometen acelerar este progreso. Los desafíos requieren fortaleza y resiliencia, pero los nuevos tiempos, con dificultades, serán mejores.
Disponible en
También puede leer El Valor de la Institucionalidad aquí