En la paja del ojo ajeno

La desaceleración económica del país va más allá de la regla fiscal y de las tasas de interés. El conjunto de variables en negativo que está presentando Colombia requiere, definitivamente, bajar las tasas, pero también implica dejar de mirar la paja en el ojo ajeno y ver la viga en el propio, y enfocarse en la ejecución eficiente de los recursos públicos para fomentar la inversión productiva y el empleo y, por consiguiente, facilitar recursos para el consumo, para que todos los colombianos contribuyan a reactivar la demanda interna que se encuentra en un desplome significativo de 6,8%.

No podemos olvidar que 80% del crecimiento del país se debe al consumo de los hogares y este por el salario y renta (73%), la inversión (23%) y las remesas (4%).

El desempleo, a pesar de que en la última medición fue de un solo dígito (9,3%) tiende a desmejorar. ¿Cómo crear empleo estable y bien remunerado si la producción real cae 6,9%? El costo de vida reflejado en la inflación se mantiene alto (10,48%), la posibilidad de diversificar el riesgo y tener más clientes a través de las exportaciones cae 15,4% y la creación de nuevas empresas se redujo 3,6%.

Hoy el Gobierno cuenta con una fuente de ingresos tributarios considerables pese a la decisión de la Corte sobre regalías en el sector minero-energético, lo cual debería permitirle la posibilidad de aumentar la inversión pública de manera eficiente y responsable para reactivar la economía.

Tampoco podemos perder de vista la producción agropecuaria por su importancia en el abastecimiento y precios de la canasta familiar; y la producción hidroeléctrica que apenas surte cerca de la mitad de la demanda, lo que es preocupante si tenemos en cuenta los efectos del fenómeno de El Niño.

Y para complementar, será igualmente importante prestar atención a la geopolítica y las tensiones globales y a su creciente influencia en las economías.

Entonces, ¿no cumplir con la regla fiscal soluciona cada uno de los temas anteriores? La respuesta es no. Porque no cumplir con las normativas fiscales que regulan el gasto, los impuestos o el endeudamiento conllevan a una falta de confianza en la estabilidad fiscal, lo que a su vez puede resultar en un aumento de las tasas de interés y de la deuda: 1 de cada 4 pesos del ingreso se va a la deuda y ello supone menor inversión, una posible degradación crediticia, mayor incertidumbre económica en general y desconfianza en el manejo de las finanzas del Estado.

Con una perspectiva de desaceleración económica internacional y nacional y un panorama político doméstico poco halagüeño, los pronósticos por lo que resta del año, y para el siguiente, señalan una navegación lenta, con vientos cruzados, lo que obligará a apretar los cinturones y justificará la necesidad de un plan de reactivación a través de un acuerdo nacional en pro de la productividad y el empleo.

Para ello se requiere de la voluntad del Ejecutivo, al trabajo publico privado, en donde este último siempre ha estado comprometido y presente para conciliar los aspectos claves de la vida nacional, como la definición del salario mínimo que ya está en la mesa y la negociación de las reformas que hacen curso en el Congreso. Es hora de poner todos de nuestra parte, dejar de mirar la paja en el ojo ajeno y ver la viga en el propio, y trabajar por el interés nacional y el propósito de todos que es Colombia.

Columna publicada en La República aquí
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