Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia es una frase atribuida al escritor francés Marcel Proust con la cual se subraya que cada decisión, cada paso que damos nos lanza hacia una dirección y desencadena un efecto dominó que causa, como la gota de agua en el Efecto Mariposa.
Si cada uno de nosotros asume una actitud para el cambio propositivo podemos lograr un mejor país, una democracia fortalecida que permita un buen futuro para nuestros hijos, que el Efecto Mariposa con acciones aparentemente pequeñas y locales tengan un gran impacto en el desarrollo político y económico nacional.
En Colombia necesitamos adoptar una actitud de cambio sin desenfocarnos de las verdaderas necesidades, que podamos ver las oportunidades desde la acción del empresariado, a construir con optimismo, a unirnos en un propósito, a que prime el respeto por los demás por encima de intereses propios y a que el compromiso por mi país me lleve actuar en pro del bienestar de la mayoría.
Cada ciudadano, al tomar decisiones conscientes y participar activamente en la sociedad, puede contribuir al cambio positivo. Este concepto resalta la importancia de la planificación estratégica y la consideración de las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones en todos los niveles, desde el individual hasta el gubernamental.
La actitud hacia el cambio fomenta una mentalidad de mejora continua. Nos impulsa a buscar constantemente distintas formas de hacer las cosas, a cuestionar nuestras suposiciones y a buscar oportunidades para mejorar.
Y requiere optimismo, autoconocimiento, reflexión y apertura mental, quitarnos los egos y unirnos por una causa más grande, cultivar una mentalidad de aprendizaje y desarrollo, practicar la flexibilidad y la resiliencia ante los desafíos para que las oportunidades se multipliquen.
Gracias a la tecnología las últimas generaciones hemos tenido que amoldarnos a constantes cambios, ahondar en el ámbito digital, navegar en comunicaciones sin fronteras que acortan distancias y ponen a nuestra disposición información sin límites, en tiempo real, y con ventajas tan grandes como sus riesgos.
No obstante, las personas en sí mismas cambian poco en su desarrollo como individuos y en su papel en la sociedad. Entre más dependientes de la tecnología tendemos a ser más dispersos en el relacionamiento, solitarios y egoístas; entre más conectados estamos más expuestos a la desinformación y a la manipulación comercial.
Nuestra sociedad, hoy más que nunca, requiere entrar en una actitud de cambio. Aunque las circunstancias externas puedan permanecer constantes, nuestra forma de verlas y relacionarnos con ellas puede transformarse significativamente a medida que cambiamos como individuos porque vivimos en un mundo en constante evolución, donde el cambio es inevitable.
El cambio comienza por uno mismo, porque una buena acción encadena otra mejor, porque quien siembra el bien cosecha esperanza y el que siembra vientos cosecha tempestades.
Es un llamado a no dejarnos desenfocar de las necesidades de cambio que requiere el país, a generar acciones que contribuyan a ello, para que el cambio que se dé en Colombia sea el que le conviene a todos los colombianos y que todos podamos participar en su desarrollo. Es momento para que todos entremos en una actitud de cambio.
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