Vemos que Europa y el Caribe ya tienen definidas sus estrategias para reestablecer las arterias del turismo y cuentan con planes específicos, con normas especiales para que el retorno de los turistas se haga de forma segura en junio y darle un respiro a esta industria que se encuentra en cuidados intensivos y que a medida que pasan los días su situación es más compleja y sus posibilidades de recuperación más distantes.
El Gobierno Nacional anunció que hasta finales de agosto no habrá vuelos internacionales y desconocemos si van a permitir itinerarios nacionales antes de esta fecha. Es una noticia que cae como baldado de agua fría en la industria, aumenta la incertidumbre sobre el futuro del “nuevo petróleo” y aunque es comprensible que los gobiernos sean prudentes y conservadores también hay que ser creativos sin tomar riesgos y analizar las buenas prácticas otros países.
Portugal y Corea del Sur, por ejemplo, ya implementaron acciones con resultados positivos como el sello de garantía o bioseguridad. En Portugal más de 9000 empresas trabajan en protocolos para toda la cadena turística.
Una reciente encuesta del turoperador Overseas Leisure Group a 2.000 viajeros estadounidenses reveló que el 72% ya está haciendo planes para sus próximas vacaciones, con un 35% de esos posibles viajeros abiertos a viajar este verano.
La Universidad de Temple desarrolló un índice de recuperación del turismo donde se analiza la reactivación del sector en más de 217 países en 5 variables (aéreo, hotelero, pandemia, preferencias y movilidad), en el cual se muestra cómo poco a poco comienzan a abrirse las fronteras. Para el 11 de abril el movimiento del turismo en EEUU llegó a su nivel más bajo, 18.11% y el 23 de mayo había aumentado a 25,87.
Podríamos comenzar con la estrategia del acordeón de abrir y cerrar, para darle algún respiro al sector. Tenemos la ventaja de que Colombia tiene buena reputación internacional en el manejo de la pandemia.
Una opción transitoria que toma fuerza en Europa son los corredores sanitarios, una especie de transito controlado. En Colombia se podría aplicar a través de los corredores turísticos intrarregionales que permitan a las personas de una ciudad hacer turismo en zonas cercanas e incluso en su propia localidad aplicando procedimientos óptimos de limpieza, distanciamiento social y monitoreo de síntomas.
El sello de bioseguridad que anunció el Gobierno Nacional es de gran importancia, sin embargo, necesita una trazabilidad, que toda la cadena lo pueda obtener y aplicar, incluyendo el sector informal, que se tenga una veeduría, y, como ya lo están aplicando otros países, se tenga consistencia internacional para facilitarle a los turistas su entendimiento y confianza.
Es tan indispensable una coordinación en las acciones de sanidad y económicas como también en la comunicación. El efecto catastrófico que puede generar una comunicación equivocada, un proceso mal implementado o simplemente una respuesta errada es incalculable si se llegase a destacar en un medio internacional de prensa.
Creo que muchos de nosotros, particularmente aquellos como yo que obtuvimos un resultado negativo para Covid-19, o aquellos que viven en áreas ligeramente afectadas, podemos viajar de manera ética y responsable. Los viajes simples y reparadores, como un espacio abierto o un viaje voluntario, o una visita a un ser querido, serán música para los oídos después de meses atrapados en casa.
La recuperación completa del sector no se espera hasta finales de 2021, según el informe ‘Situación y retos del sector turístico ante la crisis’ realizado por PwC España. Si no se avanza en este camino no habrá posibilidad que las empresas y el Gobierno pueda soportar las pérdidas de este sector y cuando se reabra el turismo corremos el riesgo de que ni cenizas encontremos. Y como lo dijo una vez Sir Richard Burton: “el hombre quiere deambular, y debe hacerlo, o morirá”.
Publicado en
Más información sobre Turismo Sostenible aquí
Otros contenidos de análisis de comercio exterior