Estamos en un momento complejo por cuenta de la pandemia, en la hora justa de tomar medidas seguras para impedir la propagación del coronavirus y evitar que se detenga el aparato productivo. Por un lado, reforzar las acciones de prevención; por el otro, enfocar estrategias para sustituir la proveeduría china y recuperar clientes perdidos.
Es vital que los empresarios, e incluso los empleados, hagamos una reflexión sobre la coyuntura y pensemos en cómo podemos salir fortalecidos de ella.
Es la oportunidad de revisar procedimientos y proveedurías, ser proactivos y diversificar, pues una lección aprendida es el riesgo de depender de pocas opciones, como sucede con China cuando baja su producción o entra en crisis: a todos nos pega.
La propagación del virus nos puso en situación difícil y por lo mismo se requiere de tranquilidad, prudencia y sensatez para afrontarla, sin minimizar riesgos, y tomando las acciones para evitar su reproducción.
Han llegado noticias de restaurantes que reforzaron sus procesos de limpieza y desinfección de todas sus áreas, incluyendo los elementos para los domicilios; incrementaron la frecuencia de lavado de manos de sus empleados y evitarán contacto físico. Esto se podría complementar si reducen su capacidad en sitio para mantener los dos metros de distancia entre comensales.
Conviene acoger la sugerencia del Gobierno sobre no especular ni generar pánico, evitar distribuir informaciones de terceros por interesantes que parezcan y mantener el hilo conductor que ofrecen las autoridades. Parte del éxito en el control dependerá de ello y de todos nosotros.
Ha sido una ventaja que hayamos estado casi al final entre los países contagiados, porque sabemos que se requiere rapidez, cautela, comprensión y valentía, pues muchas de las medidas limitarán nuestra movilidad y causarán trastornos económicos y personales.
Ser proactivos en mantener los negocios es fundamental para el futuro. Para los empresarios es importante desempolvar el listado de compradores que dejaron de serlo por las oportunidades que ofrecía China en proveeduría y precio. Hoy, allí están a media marcha y con inventarios bajos. Los empresarios nacionales que tengamos necesidades de productos o materias primas busquemos proveedores locales y generemos acciones internas entre todos que ayuden a seguir andando.
La pandemia vino acompañada de una drástica caída en los precios del petróleo y fuerte devaluación que complica la productividad de varías industrias. El déficit público, la deuda y en general las cuentas del Estado se verán afectadas, al tiempo que el nerviosismo de los inversionistas los lleva a buscar refugio en activos más seguros como oro, dólar y bonos, desvalorizando los mercados emergentes.
El turismo vive una situación dramática. En Colombia los más afectados son aerolíneas, agencias de viajes y hoteles que ya recibieron ayudas específicas. La OMT redujo sus perspectivas de llegada de turistas internacionales para 2020 a un crecimiento negativo del 1% al 3%, una pérdida de cerca de US$50.000 millones en ingresos.
Hay que ser realistas. El escenario requiere de tranquilidad e inteligencia, tenemos que prevenir, sin detener la marcha. Es solo resistir y persistir porque la crisis epidemiológica pasará como las otras y qué mejor que haber dado un paso hacia adelante y no un salto para atrás.
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