Si el turismo es uno de los sectores más golpeados de la economía mundial, los cruceros han sido los más afectados dentro de esta industria. La plaga les cayó en plena temporada del hemisferio sur, con cerca de 3.000 casos de covid-19 y 34 muertes en 123 barcos entre el 1º de marzo y el 10 de julio del 2020, según informaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. Los barcos fueron rechazados en algunos puertos y finalmente inmovilizados para emprender una serie de acciones para subsanar las deficiencias y afrontar la situación.
Sin embargo, la industria ha sido resiliente y los cruceros ya están zarpando con nuevos protocolos y varias innovaciones -recorridos de prueba con muchos voluntarios- y aunque las restricciones varían de acuerdo con los puertos y los países, se logra entrever la normalización de los itinerarios. Los terminales portuarios también están haciendo su parte.
En todas las reflexiones que uno lee y escucha sobre la crisis del turismo hay pocas referencias sobre la situación de los cruceros, tal vez porque lo vemos como un negocio distante, más en Colombia donde varias de las principales ciudades emisoras están en el interior del país, o porque la percepción general que se tiene es que su injerencia económica local es mínima. No obstante, los cruceros pagan tasas en los puertos, los turistas que desembarcan utilizan transporte, servicios, guías, comen, compran y visitan lugares. Esos ingresos son importantes para ciudades como Cartagena y Santa Marta y también para San Andres.
Con tantos países cerrados a los cruceros, para los colombianos es una oportunidad buscar acercamientos pronto. Hoy lo que faltan son ciudades listas y puertos que los reciban y si logramos cumplir con rigor las normas de bioseguridad, es posible que estemos frente a una gran posibilidad, más aún cuando Estados Unidos, principal emisor de turistas de esta categoría, ha comenzado a liberar los itinerarios, en una primera fase por siete días, para continuar con los de doce días, que son los que llegan a Colombia.
Lo anterior requiere una coordinación entre los países emisores y receptores para establecer facilidades y protocolos, para establecer confianza, definir burbujas sanitarias en los desplazamientos por tierra y un sistema fiable para el disfrute de los atractivos locales.
Los cruceros generan ingresos de entre 80 y 120 dólares por pasajero en un día. Colombia debe tomar la iniciativa y ser proactivo para buscar la coordinación con aquellos países donde se hacen escalas antes de anclar en nuestras costas y, adicionalmente, buscar la congruencia de protocolos que le ayuden a estar listos para cuando llegue la normalidad.
De momento, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, la más grande del mundo, anticipó que la reanudación plena de los cruceros se prevé para la primavera del hemisferio norte, aunque ya se están recibiendo reservas para el resto del año, con algunos cambios en recorridos y medidas de prevención.
En un comienzo se prevén cruceros más cortos, con pruebas rápidas de detección del virus para el embarque y el desembarque, control de temperatura y distanciamiento social -incluyendo piscinas y comedores-, así como el uso de mascarillas cuando haya un mayor flujo de personas e inclusive tienen camarotes especiales para cuarentena y autorización de excursiones a tierra solo con operadores que se adhieran a los protocolos de salud pública. Acá hay un tema importante y es la innovación en reservas y manejo de carga en los espacios internos del crucero: ahora por medio de una aplicación las personas hacen las reservas en restaurantes, spa, entretenimientos y hasta espacios en las piscinas.
Algunos barcos suspenderán los bufés por servicio a la mesa, con espacios más amplios y turnos, por ejemplo. También han dispuesto el entretenimiento alterno para evitar aglomeraciones, sin que se interrumpa el esparcimiento, con reservas por grupos y menos interacción entre los pasajeros y la tripulación.
Los nuevos protocolos de salud de las compañías exigen mejor ventilación interna y manejo del aire para aumentar el aire fresco a bordo. Algunas anunciaron la instalación de filtros que eliminan el 99.95% de los patógenos en el aire, como en los aviones, para asegurar que el aire que respiran los pasajeros esté limpio. También habrá centros de atención médica y salas de aislamiento dedicadas.
La mayoría de las líneas de cruceros ofrece itinerarios con políticas de cancelación flexibles que permiten a los viajeros transferir su inversión a un futuro viaje, aunque la mayoría de las reservas del 2020 pasaron para 2021. Algunos clientes recibieron hasta un 125% de crédito para futuros viajes, de modo que están reservando cabinas más costosas y atractivas.
Debemos apoyar a nuestras ciudades con capacidad de recibir cruceros, para que los puertos y toda la cadena estén en condiciones idóneas para el desarrollo de proyectos de mediano y largo plazo. El reto es volver a las cifras de 2019, cuando la industria acogió a casi 30 millones de pasajeros, dio empleo a 1,8 millones de personas en todo el mundo y contribuyó con más de 154.000 millones de dólares a la economía global. Y para eso se necesita comenzar a trabajar proactivamente en la coordinación, con acciones que den la confianza de llegar a Colombia en la próxima temporada. Estamos con el tiempo justo para hacerlo bien.
Publicada en
Puede ver también: Turismo, adaptación y supervivencia