Está clara la estrategia del Gobierno en su propósito de atraer inversión. En un conversatorio con Amcham Colombia el ministro Restrepo lo explicó muy bien. Apostarle a la relocalización de empresas extranjeras y a la reinversión de las instaladas es acertado para aprovechar esta coyuntura tan especial y de cambios sustanciales en las cadenas de proveeduría, suministro y distribución, y la búsqueda de destinos seguros y cercanos.
De acuerdo con el MinCIT y su brazo armado ProColombia, son 596 empresas segmentadas en todo el mundo, 274 de ellas norteamericanas, y con 50 casos avanzados en sectores claves. Un excelente comienzo y todos podemos y debemos apoyarlo, sin embargo, es indispensable un ataque coordinado en varios frentes, en todos los niveles, con compromiso, creatividad, tacto y constancia.
Hay países que le apuestan en firme a la inversión y para ello no basta con medidas meramente fiscales. Portugal, por ejemplo, es uno de los destinos de moda para la inversión. Crear una empresa en Portugal es hoy más fácil, rentable y más seguro que nunca, un destino de moda para fondos de capital y muchas fortunas. Los portugueses ofrecen retiro dorado para pensionistas de todo el mundo (sin impuestos), la obtención de ciudadanía por inversión (Golden Visa) o apoyo para emprendedores con ideas de negocios tecnológicos e innovadores (Startup Visa), además de la posibilidad de abrir una filial en una hora, todo eso acompañado con grandes periodos de gracia fiscales, respaldo financiero e infraestructura competitiva.
Y nosotros seguimos hablando de las 2.600 barreras al comercio y a la inversión que llevamos varios gobiernos intentando eliminar o al menos adelgazar -aunque brotan de nuevo y en cualquier parte-. tenemos que conciliar una única interpretación de las normas, aplicar los desarrollos tecnológicos, armonizar las plataformas digitales de todas las entidades y estimular la rapidez y la transparencia.
Hay que actualizar todo el sistema para simplificarlo, sin que haya que hacer reformas tributarias. En ese sentido preocupa el hecho de que un grupo parlamentario pretenda tramitar un proyecto de ley para aumentar impuestos y acabar con exenciones. ¿Otra reforma? Si algo inquieta a los inversionistas es la posibilidad de que le cambien las reglas del juego y Colombia parece que quisiera perder esa carrera.
Para actualizarnos y entrar en la competencia necesitamos: 1. Infraestructura, no solo la que se viene impulsando de forma importante desde el gobierno anterior, que ayuda a bajar los costos de transporte, sino también en su pertinencia, eficiencia y eficacia, 2. Adoptar nuevas tecnologías y la preparación para la industria 4.0, incluida la inteligencia artificial y la robótica en los procesos de las cadenas de suministro, 3. Costos laborales vs mano de obra calificada, pertinente, en un contexto de fabricación cada vez más relacionada con alta tecnología y 4. Fortalecer la cultura exportadora, trabajar para que Colombia tenga realmente una ventaja competitiva a largo plazo.
Son procesos que llevan tiempo y no suceden de la noche a la mañana, aunque con un ataque coordinado entre el sector público, las empresas, las entidades de comercio y los gremios podemos abrir una ventana de oportunidades. No se nos había presentado una tormenta tan perfecta para dar un timonazo de estas dimensiones. No es fácil, pero es ahora o nunca.
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