Es oficial. Solo hasta el 1 de septiembre se reabrirán los vuelos internacionales en Colombia (y a la espera de conocer si se prorrogan y cuándo se permitirán los nacionales), mientras que en la mayor parte del mundo están listos los aviones para comenzar a llevar y traer turistas esta misma semana.
Y no es que se hayan precipitado, simplemente encontraron el equilibrio entre la prevención sanitaria y la sostenibilidad económica, con corredores sanitarios que implican protocolos de bioseguridad, medidas preventivas, acciones responsables y consistentes para transmitir al turista la confianza que necesita, en un proceso paulatino y consecuente con el drama que vive una industria que tuvo que parar, sentarse a esperar y está frente a la posibilidad de salvar algo en estas vacaciones de mitad de año.
Los mexicanos, inclusive, desplegaron una agresiva campaña para la Riviera Maya con buenos descuentos en tiquetes y hoteles, con reservas libres de riesgo (sin depósito ni cargos de cancelación), con la feliz coincidencia de que los estadounidenses ya quieren salir y el destino preferido es el Caribe.
Una encuesta del turoperador Overseas Leisure Group a 2.000 viajeros que viven en EE.UU. reveló que 72% de los encuestados está haciendo planes para sus próximas vacaciones, un 35% de ellos para este mismo verano, 18% en otoño y solo 13% esperaría hasta 2021. 45% manifestó interés en viajar al exterior.
Según la encuesta, las búsquedas se centran principalmente en lugares de relajación en la playa y México, junto con el Caribe, lideran la lista (de ahí la importancia de trabajar por la reapertura de Cartagena, San Andrés y Santa Marta). Cancún fue el primero con sello de bioseguridad para viaje seguro en América.
El sector necesita ayudas financieras, apoyos e incentivos, pero sobre todo trabajar. Por eso los empresarios consideran que la mejor ayuda es permitirles que el proceso de reapertura comience más temprano que tarde o al menos antes de que sea demasiado tarde.
Se podría comenzar con una apertura ‘inteligente’, poner a funcionar la estrategia del acordeón de abrir y cerrar, para dar algún respiro al sector. Tenemos la ventaja de que Colombia tiene buena reputación internacional en el manejo de la pandemia y muchos colombianos están interesados en salir a lugares cercanos, abiertos, donde haya garantías y buenas condiciones.
Para retomar el proceso hay muchos ejemplos en el mundo.
Es importante no reinventar la rueda y trabajar con países que ya implementaron acciones con resultados positivos, como Portugal y Corea del Sur, que usan el sello de garantía o bioseguridad y lideran con otras naciones un diálogo a través de la OMT para facilitar la cooperación, ayudar a la trazabilidad y evitar que un eslabón roto en la cadena de confianza afecte todo el sistema.
Es entendible que el Estado busque generar las acciones necesarias para preservar la salud de los colombianos, aunque la experiencia de otros países ha demostrado que igual de importante es preservar la salud económica de los sectores, sobre todo en las ciudades que más lo necesitan.
No todo debe ser medido con el mismo rasero, hay que considerar caso por caso según su evolución, propiciar corredores sanitarios, buscar opciones para evitar que cuando podamos hacerlo sea demasiado tarde porque nos cortaron las alas.
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