El sistema de salud en Colombia está colapsando. Mientras el debate público se enfoca en la necesidad de una reforma estructural, la realidad es que lo que se requiere de forma urgente son soluciones inmediatas. Y esas soluciones demanda una inyección rápida de recursos para detener la bola de nieve que amenaza con destruir lo que, con esfuerzo, se había logrado en términos de cobertura y acceso, pero sobre todo en salvar vidas.
Durante décadas, Colombia construyó un sistema de salud que, con todos sus defectos, logró avances significativos. Hoy, esos logros están en riesgo. La falta de financiación, la acumulación de deudas y la incertidumbre generalizada han desatado una crisis, en domino, que no puede esperar el largo proceso que implicaría una reforma. Es urgente que el gobierno actúe ya, inyectando recursos al sistema y brindando soluciones concretas que frenen el deterioro y restauren la confianza en la atención médica.
Según un informe de Fedesarrollo, el déficit financiero de las EPS y las instituciones hospitalarias ha llegado a niveles insostenibles. Las deudas acumuladas por el Estado con las EPS, que superan los $16 billones, están generando una parálisis en la prestación de servicios, lo que pone en riesgo la atención de millones de colombianos.
Solo en el primer trimestre de 2024, las EPS presentaron un déficit acumulado de $10 billones, debido a la insuficiencia de recursos de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) y la creciente demanda de servicios. Esto significa, como lo ha mencionado la revista edición médica, que por cada $100 que reciben, las EPS están gastando $111,5 en servicios médicos, lo que crea un desequilibrio financiero insostenible. A menos que se inyecten recursos inmediatos, el sistema podría quedarse sin dinero para operar antes de finalizar el año.
Adicionalmente, el debate sobre una reforma ha generado un ambiente de incertidumbre que ha paralizado a los prestadores de salud y a los inversionistas del sector. Mientras se discute cómo será el nuevo modelo, las clínicas y hospitales enfrentan una falta de liquidez sin precedentes, agravada por la reducción UPC y el creciente retraso en los pagos del Estado. Este estado
Por lo tanto, la implementación de una reforma estructural, por bien intencionada que sea, tomaría años en consolidarse, tiempo que el sistema de salud simplemente no tiene. Estamos ante un estado de emergencia que exige medidas inmediatas, no discusiones interminables sobre la implementación de una nueva estructura.
A diferencia de la lenta y compleja implementación de una reforma, inyectar recursos al sistema de salud es una solución tangible y rápida que puede salvar vidas ahora. Los expertos coinciden en que la clave está en estabilizar la financiación, mejorar los pagos a las EPS y asegurar que los hospitales y clínicas cuenten con los recursos necesarios para seguir operando.
Entonces la pregunta no es si debemos reformar el sistema, sino cómo salvarlo ahora para luego discutir su perfeccionamiento, hay que concentrarnos en resolver el hoy para tener mañana.
El gobierno debe actuar de inmediato para frenar esta crisis. Si no se hace, no habrá sistema de salud que reformar, y los colombianos serán los grandes perjudicados. No se puede permitir que la ideología política sea el detonante de una catástrofe en salud.
Publicada en La República, disponible aquí