Hemos estado tan concentrados en la silla presidencial -y no es para menos-, que prácticamente ignoramos los comicios legislativos, en parte por su propio desprestigio y la impotencia de revertirlo. Además, hay que sumarle la proliferación de aspirantes a la máxima magistratura, se habla de 80 personas manifestando su intención de ser candidatos.
Aparecen nuevos movimientos y organizaciones políticas, lo cual, dispersa más la coherencia política y se hace notoria la gran fragmentación de la política colombiana: los partidos siguen perdiendo terreno y credibilidad frente a los ciudadanos.
Para lograr un verdadero desarrollo y poder superar la situación de crisis que nos dejó el coronavirus tenemos que dejar por fin en el pasado las viejas prácticas que responden a intereses personales y partidistas, se necesita un Congreso plural, paritario, comprometido, independiente y fiel a los intereses del electorado.
No son menores estas elecciones y el país necesita mirar con lupa quienes van a ser los candidatos. Algunas razones adicionales: la coyuntura en las regiones y en los territorios dadas las dinámicas de cada uno pueden conspirar en una buena elección. Las economías ilegales disparadas producto de la coca y la corrupción. – las maquinarias clientelistas estarán haciendo las acciones que siempre hacen a punta de contratos, lo que va a llevar a presionar al gobierno.
Las próximas semanas serán claves en la conformación de listas, alianzas y pactos electorales. Necesitamos estar alertas y que los medios informen, denuncien y ayuden a que los colombianos estemos bien informados y orientados. Es una votación decisiva.
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