Venezuela con prudencia

La comunidad empresarial recibió con cauteloso optimismo el anuncio del presidente electo, Gustavo Petro, de reanudar las relaciones políticas y comerciales con Venezuela. Es como estar frente a la posibilidad de recuperar al mejor cliente de otros tiempos

Como no será un asunto que se resuelva de la noche a la mañana es mejor ir con pies livianos. Todavía hay un proceso interno que necesita desarrollarse para poder establecer esas oportunidades para las empresas colombianas. Es importante primero abrir los canales que permitan restaurar la confianza, analizar los alcances y las oportunidades para que la improvisación no dé al traste con lo que podría ser una buena medida política.

Para el sector privado es clave normalizar el intercambio comercial, que ya ha mostrado importantes señales de recuperación gracias en parte a la dolarización de la economía de ese país y a la flexibilización de las políticas de extrema izquierda que condujeron al país a la bancarrota y a su aislamiento en el continente.

Entre mayor diversificación de negocios tengan las empresas, mejor para su crecimiento y reducción de riesgos frente a coyunturas internacionales. Es excelente que Colombia pueda recuperar a Venezuela como el importante socio comercial que fue hasta 2008

El flujo de bienes y servicios entre las dos naciones era muy activo hace 15 años. En 2008, cerca de 4.000 empresas exportaban y se llegó a la cifra más alta de intercambio comercial: US$7.000 millones, de los cuales exportamos algo más de US$6.000 millones de productos colombianos a Venezuela con un portafolio muy diversificado, que iba desde dulces hasta vehículos. Con las tensiones políticas entre ambas naciones, comenzó a reducirse hasta llegar a los US$150 millones. Entre enero a marzo, las exportaciones desde Colombia se ubicaron en US$109 millones FOB, con un crecimiento de 113% si se compara con el año anterior, según el Dane. Debemos ser pragmáticos, pero prudentes, trabajar en el control de la migración, propiciar los negocios, buscar opciones de crecimiento económico en las regiones limítrofes y recuperar la legalidad y el orden. La crisis humanitaria de Venezuela juega hoy un papel en las relaciones entre Colombia y Estados Unidos.

Para los estadounidenses, pragmáticos por excelencia, hay que buscar mecanismos para aproximar a Venezuela por cuatro razones fundamentales: primero, por los efectos migratorios de la crisis; segundo, porque su aislamiento ha supuesto su acercamiento a China, Rusia, Irán y otras naciones que tienen intereses geopolíticos contrarios y que se proponen aumentar su influencia en esta región; tercero, porque por el territorio venezolano transita el tráfico de drogas; y cuarto porque allí se refugian los jefes de la guerrilla que se dedican al narcotráfico para financiar su estrategia de socavar la democracia colombiana y sabotear la paz. Son asuntos que el Gobierno del presidente Joe Biden busca controlar.

Restablecer la confianza requiere de acciones efectivas y mucha sinceridad de parte y parte porque lo que no puede suceder es que el vecino país mantenga un doble discurso.

Las posibilidades requieren tiempo y evolución, no podemos desaforarnos, tenemos que evidenciar lo vivido en los tiempos pasados, que haya claridad sobre las reglas del juego con relación a los compromisos y llegar a acuerdos sobre los pendientes. Restaurar la confianza necesita tiempo.

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